El manantial de Chefchaouen es muy importante. El agua está muy limpia y es muy buena, a diferencia del resto de agua que podemos encontrar en Marruecos. Además, nos podemos pegar un chapuzón en la bajada del manantial.
Otra cosa por la que Chefchaouen tiene fama es por su hachís. Siempre y cuando encontremos un buen vendedor, el hachís de esta ciudad es muy bueno, de primera calidad, ya que en las montañas del Rif hay muchos cultivadores de marihuana y productores de hachís. Dando un paseo por la ciudad se acercarán a nosotros jóvenes vendiéndonos el costo o invitándonos a visitar algunas plantaciones de marihuana.
Para llegar a esta ciudad, el autobús desde Tánger cuesta unos cinco euros. No hay una distancia muy larga, pero al tener que adentrarse en las montañas del Rif, el trayecto se alarga un poco.
Hay gran cantidad de tiendas en las que se venden objetos artesanales muy variados; los restaurantes, como en el resto del país, dejan un poco que desear; y los hoteles son muy variados, dependiendo del dinero que quieras gastarte tendrás más o menos calidad. Existen habitaciones para dos personas que cuestan tres euros la noche. No está muy limpio, pero para aventureros que busquen la esencia del Magreb es un lugar idóneo.
Hay gran cantidad de tiendas en las que se venden objetos artesanales muy variados; los restaurantes, como en el resto del país, dejan un poco que desear; y los hoteles son muy variados, dependiendo del dinero que quieras gastarte tendrás más o menos calidad. Existen habitaciones para dos personas que cuestan tres euros la noche. No está muy limpio, pero para aventureros que busquen la esencia del Magreb es un lugar idóneo.
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